El papel higiénico forma parte de nuestra rutina diaria. Lo usamos sin pensar demasiado en sus consecuencias. Pero, ¿alguna vez te has detenido a considerar su impacto ambiental?
Spoiler: no es nada ligero.

Hoy en el blog de RUMU desmontamos mitos y te mostramos por qué el bidet no solo es mejor para ti, sino también para el planeta.

La huella ecológica del papel higiénico

• Agua invisible:
  Se estima que para fabricar un solo rollo de papel higiénico se necesitan entre 140 y 180 litros de agua. Sí, aunque tú no lo veas, esa agua se usa en procesos de producción, blanqueamiento y transporte.
• Deforestación masiva:
  Cada año, se talan millones de árboles para abastecer la industria del papel higiénico. Aunque algunos fabricantes usan papel reciclado, la mayoría sigue dependiendo de pulpa virgen proveniente de bosques naturales.
• Químicos contaminantes:
  El papel higiénico pasa por procesos de blanqueamiento que utilizan cloro y otros compuestos que contaminan ríos y ecosistemas cercanos.
• Residuos y transporte:
  El papel no se desintegra fácilmente y genera toneladas de residuos al año. Además, su empaque plástico y su distribución en camiones aumentan la huella de carbono.

¿Y el bidet?

• Agua, pero en serio menos:
  Un ciclo de lavado con bidet utiliza solo 0.5 a 1.5 litros de agua. Eso es casi 100 veces menos que lo que se requiere para producir un solo rollo de papel higiénico.
• Sin árboles, sin químicos:
  El bidet no necesita talar un solo árbol ni usar agentes blanqueadores. Es una solución directa, limpia y libre de residuos.
• Menos residuos, menos impacto:
  Con un bidet puedes reducir tu consumo de papel higiénico hasta en un 90%, lo que se traduce en menos basura y menos presión sobre los sistemas de saneamiento.

Comparación rápida

‍

‍

‍

‍

‍

‍

¿Y por qué no se habla más de esto?

Porque estamos tan acostumbrados a usar papel higiénico que su impacto pasa desapercibido.
Pero como consumidores conscientes, tenemos el poder de cambiarlo.

‍