

¿Alguna vez te preguntaste cómo la gente se limpiaba después de ir al baño antes del papel higiénico, o incluso antes de los asientos de bidet modernos? La higiene personal siempre ha sido importante, y la forma en que nos limpiamos ha cambiado mucho.
Hoy, el asiento de bidet es cada vez más popular, ofreciendo una limpieza superior con agua. Pero, ¿cómo empezó todo? ¡Acompáñanos a descubrirlo!
Contrario a lo que muchos creen, el bidet no es un invento japonés. Su origen está en la Francia del siglo XVII. La palabra "bidet" viene del francés antiguo y significa "caballito", por la forma en que te sentabas sobre ellos.
Estos primeros bidets eran muebles separados, como una bañera pequeña. Eran de madera y porcelana, y los usaba la gente rica en sus dormitorios o baños. Eran un símbolo de estatus. Poco a poco, el bidet se extendió por Europa.
Mientras el bidet tradicional se asentaba en Europa, en Japón la limpieza después del baño tuvo su mayor cambio. A mediados del siglo XX, la empresa japonesa Toto, líder en sanitarios, empezó a pensar en cómo integrar el bidet directamente en el inodoro.
En 1980, Toto lanzó su gran invento: el "Washlet G". Esto no era un bidet aparte, sino un asiento de inodoro con una boquilla que rociaba agua tibia, un secador de aire caliente y controles electrónicos. ¡Fue una verdadera revolución! Los ingenieros de Toto dedicaron años a perfeccionarlo.