

Japón es mucho más que sushi, templos antiguos y tecnología de punta. Detrás de su estética refinada y su orden urbano impecable, hay una serie de costumbres profundamente arraigadas que reflejan respeto, armonía y conciencia colectiva. Adoptar algunas de estas prácticas no solo enriquecería nuestra vida cotidiana, sino que también podría transformar la forma en que nos relacionamos con nuestro entorno.
Una costumbre simple pero profundamente significativa. En Japón, quitarse los zapatos al entrar a casa (o incluso en algunos restaurantes y hoteles) es una forma de mantener la limpieza y mostrar respeto por el espacio habitable. ¿Y si lo aplicamos aquí? Nuestro hogar se mantendría más limpio y podríamos generar una atmósfera de tranquilidad desde la entrada.
Las palabras “Itadakimasu” (antes de comer) y “Gochisousama” (después de comer) son expresiones de gratitud, no solo hacia quien cocinó, sino hacia la naturaleza misma por los alimentos. Adoptar este hábito podría cambiar por completo nuestra relación con la comida: más consciente, más agradecida.
Desde envolver un regalo con mimo hasta doblar cuidadosamente una servilleta en un restaurante, los japoneses tienen una atención especial a los pequeños gestos. Esta atención al detalle no es superficial; es una forma de mostrar cuidado hacia los demás y hacia el momento presente.
En Japón, el silencio no es incómodo. Es una forma de respeto, de dar espacio al otro. En una época donde todo es ruido y prisa, aprender a estar cómodos en el silencio puede ser una forma de conexión más profunda.
¿Quién no ha escuchado que en Japón todos hacen fila con paciencia, incluso en el metro abarrotado? Este orden espontáneo refleja una mentalidad colectiva de respeto mutuo. Aplicarlo más en nuestro día a día podría ayudarnos a reducir conflictos y mejorar la convivencia urbana.
Los parques, baños públicos o estaciones de tren en Japón suelen estar impecables. ¿El secreto? Una conciencia colectiva de cuidado. No se trata solo de no ensuciar, sino de contribuir a que el espacio esté mejor para todos.
El concepto de Kodawari implica poner tu máximo esfuerzo y atención, incluso en tareas pequeñas y aunque no haya aplausos. Este compromiso con la excelencia personal podría revolucionar la forma en que hacemos las cosas.